martes, 6 de septiembre de 2011

Sobre nuestra ignorancia.

Nos condiciona la ignorancia.
 Es un hecho real, no podemos omitirlo, por mucho que nos cueste admitirlo.
Somos seres inferiores a nuestras capacidades.
Nos autodenominamos avanzados, desarrollados e inteligentes.
Sí, hemos progresado. Si consideramos el progreso como autodestrucción.
Tan solo nos podemos ver con buenos ojos.
La culpa nunca es nuestra.
Los errores siempre son producto de equivocaciones ajenas.
Pero al fin y al cabo, somos como cualquier otro animal.
Nos dejamos llevar por el jefe de la manada.
Somos como el cotarro de un ejército.
Hacemos, creemos y pensamos en lo que nos ordenan.
No sabemos salirnos de la línea que nos marcan.
Aunque somos conscientes de lo que sucede en nuestro entorno, no le prestamos suficiente atención. Nos dejamos llevar por las distracciones a las que nos someten.
Miramos hacia otro lado, confiamos en que las cosas pronto se arreglarán solas.
Pero se equivocan, todos nos equivocamos.
Nada se arreglará si seguimos así, la situación no va a mejorar por apartarla de nuestra mente.
Ahora, en este momento, es; cuando más que nunca, se necesitan nuevas e innovadoras ideas. Mentes brillantes funcionando, observando, pensando, e indagando.
Pero no podemos pretender solucionar los problemas, sin saber observar.
Vemos, pero no somos capaces de mirar, de observar con detenimiento.

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