martes, 30 de agosto de 2011

Al fin y al cabo, todo se termina.



Se acabó, ya no hay nada que hacer.
 Pocos fuimos los que intentamos remediarlo y concienciar a los restantes. Pero estos optaron por el método más fácil y cómodo, dejarse llevar por la indiferencia.
Intentamos por todos los medios meter en sus mentes, las visiones de la realidad que inundaban nuestras mentes.
 No sirvió de nada, lo único que obteníamos como respuesta, era mirar hacia otro lado, hacer como si no estuviera sucediendo nada fuera de lo normal. No supieron apreciar lo que tenían, no tenían miedo de perderlo, creían que no podrían arrebatarles la vida.
Ahora por culpa de ellos, que fueron incapaces de concienciarse con el medio ambiente, hemos pagado todos por sus errores.
Llegó el momento en el que la situación se nos ha ido de las manos.
Los veranos eran insoportables, la temperatura ascendía estrepitosamente en poco tiempo, enormes olas de calor azotaban el mundo.
Llegado el invierno, era ya muy difícil ver la nieve en las ciudades o en el campo. Se producían con mucha más frecuencia, catástrofes ambientales, terremotos que asolaban la tierra con su furia, huracanes que barrían todo lo que encontraban a su paso.  Múltiples inundaciones a causa del deshielo; provocado por el cambio climático, lo cual hacía elevar extremadamente el nivel del mar.
En los lugares más inhóspitos comenzaron a aparecer especies extintas o propias de otros ecosistemas muy diferentes. Luego aparecieron infinidad de plagas.
Por si eran pocas las enfermedades que ya teníamos con estos sucesos, comenzaron a aparecer nuevos virus, nuevas enfermedades… con un grado de agudeza bastante elevado.
Tal y como estaba la situación, ponerse a investigar, buscar curas y remedios… era algo que ya ni se planteaban.
 El final era inminente… ¿Para qué tratar de retrasarlo un mínimo período? En toda la Tierra se sembró el caos, la absoluta desesperación, las  graves depresiones… Los homicidios, provocados por la tensión del ambiente; que llevaba a peleas y enfrentamientos. Y con ellos los suicidios.
Con todas estas catástrofes el mundo se hizo inhabitable, el número de muertes aumentaban con una velocidad estrepitosa. Nunca antes pasara algo semejante.
Así sucedió nuestro fin. El fin del mundo. El fin de una especie, la especie humana.
Quien sabe, puede ser que al desaparecer o mucho antes cuando aun existíamos, en otros lugares de la galaxia, tuviéramos sustitutos, otras especies superiores o inferiores, que hacían su vida lejos de la nuestra.

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